Los consumidores de frutas, verduras y carnes pagaron en enero casi cuatro veces más de lo que recibió el productor, según un informe publicado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came). Es decir que, en promedio, por cada $3,8 que abonó un cliente en las góndolas, quienes cultivaron o criaron los alimentos recibieron $1.
El Indicador de Precios en Origen y Destino (Ipod) elaborado por el sector de Economías Regionales de Came estimó que las ganancias del productor representaron un 22,7% del precio final de estos productos: un 8,1% más que en diciembre del año pasado.
“Enero se caracterizó por un consumo deprimido debido, en parte, al período vacacional, condiciones climáticas adversas y elevados costos de producción, logística y comercialización”, indicó el informe, que detalló que los productores que más ganancias tuvieron fueron los criadores de pollo, mientras que la situación más crítica recayó sobre quienes cultivan zanahorias.
“El productor regional también se vio afectado de manera crítica por la apertura de importaciones —realizada, por lo general, por grandes hipermercados o grandes empresas—, ya que los altos costos de insumos e impuestos encarecen la oferta nacional y colocan al sector en una situación de desventaja competitiva”, añadieron desde Came.
Las frutas y verduras, menos rentables que las carnes
Tras relevar la variación de precios de diecinueve frutas y hortalizas, el organismo determinó que su valor, del campo a la góndola, aumentó 6,3 veces en enero, mostrando una baja del 8,7% con respecto a diciembre.
En el caso de los cinco productos y subproductos de origen animal, el consumidor pagó tres veces más de lo que recibió el productor, mostrando un alza del 3,4% con relación al mes anterior.
A entender de Came, la diferencia ente estas variaciones refleja el “grado de transparencia” de cada mercado: “En el sector de frutas y hortalizas, los actores de la cadena de comercialización no quieren resignar rentabilidad, provocando distorsiones en el nivel de participación en el precio final de los otros eslabones. En el mercado ganadero se visualiza una mayor transparencia y, mes a mes, la brecha de precios entre productor y consumidor no posee cambios significativos, dado que no hay margen para la especulación”.
¿Cuáles fueron los alimentos que más aumentaron del campo a la góndola?
Los consumidores de zanahoria pagaron 12,6 veces más de lo que recibió el productor. El precio final de esta hortaliza tuvo un alza mensual del 4,3% en las góndolas, mientras que, con respecto a diciembre, el productor recibió 17,9% menos a causa de un exceso de oferta, una demanda reducida y problemas de calidad.
En el caso de la naranja, la brecha de precios entre la tranquera y la caja registradora fue de 9,8. En la comparación mensual, el producto registró un incremento del 9,9% en las góndolas, mientras que los productores recibieron un 1,2% menos que en diciembre ante la importación del cítrico.
La manzana y la pera salieron del campo costando 6,9 veces menos que en las góndolas. En enero, y con respecto a diciembre, el precio final de estos productos tuvo subas del 6,2% y 7,5%, respectivamente.
Los productores de manzana recibieron en enero lo mismo que en diciembre, mientras que los cultivadores de pera ganaron un 4,5% menos en la comparación mensual. En ambos sectores advierten una sobreoferta derivada de la coexistencia entre la fruta almacenada en cámaras de frío y la nueva cosecha.
Los zapallitos, finalmente, costaron en góndolas 6,6 veces más de lo que recibió el productor. El precio final de esta verdura subió un 10,2%, mientras que el de origen cayó 8,7%, a causa de un incremento de oferta en el mercado y una demanda selectiva.
En el otro extremo de la medición se encuentra el pollo y los huevos, que registraron la brecha más baja del relevamiento. En enero, los productores recibieron la mitad del precio de góndola, aunque la variación de estos productor fue dispar: la carne bajó en góndolas (24,4%) y en origen (17,8%), mientras que el precio final de los huevos subió un 3% y el productor ganó 0,8% más en comparación a diciembre.
En el caso de la frutilla, el productor ganó 8,3% más que en diciembre, dado que gran parte del stock que se comercializa proviene de cámaras de frío, mientras que en las góndolas el valor subió 16,7%. El cultivador, en tanto, recibió 2,4 veces menos que lo que pagó el consumidor.
El precio de la leche y el novillo se multiplicó por 3,7 entre el campo y la góndola, pero mostraron variaciones: con respecto a diciembre, el productor lácteo recibió 1,5% menos por su producto, mientras que el costo final aumentó 6,9%; mientras que el novillo aumentó 6,2% en origen y bajó 4,9% para el consumidor.
Fuente: Conclusión